¿Cambiamos la tradición?

 

Sean o no creyentes, muchas familias montan belenes en casa durante las navidades. Ya sea por tradición, porque queda bonito, o simplemente porque a los niños y niñas les gusta jugar con las figuritas, sobre todo con las de los animales. De niños nos encantaba eso.

 

Pero en la mayoría de los nacimientos, estos seres quedan relegados a cuadras o cercados, están atados, van cargados con leña o con humanos, están agrupados en rebaños a la intemperie o incluso aparecen ya convertidos en comida.

 

 

Hasta en el portal hay un buey y una mula. Cómo será una cuadra que representa el lugar más mísero que puede haber para nacer.

 

Luego están los camellos, cargados con pesos enormes.

 

En nuestra clase de Infantil de 4 años hablamos de todo esto, y nos propusimos cambiarlo en la medida de nuestras posibilidades.

 

¿Y si hacemos nuestro belén y lo convertimos en un lugar donde los animales estén libres y sean felices?

 

Así que los peques van a ir pidiendo animales de los distintos belenes. Ya sea en su casa, en casa de las abuelitas…

 

Serán liberados de esas cuadras o vallas y traídos a nuestro santuario belenista.

 

 

Ideé un lugar simple a propósito, con lo básico para irlos recibiendo, y así poder ir añadiendo lo que los pequeños vieran que les hacía falta. La veterinaria de clase y una voluntaria los esperaban con los brazos abiertos.

 

Incluso ese sitio prácticamente vacío era más hospitalario que el lugar de donde venían.

 

Una vez llegaron los primeros, fuimos trayendo y haciendo cositas para ambientar y para que estuvieran cómodos. Hicimos comida con plastilina (su idea de lo que comen los animales es muy estereotipada, si eres un conejo solo comes zanahorias, por ejemplo); con cuerdas imitamos la paja, se trajo material que se usa en los belenes.

 

 

Otra cosa de la que se habló fue de que se “colocan” animalitos de verdad en los diferentes belenes vivientes. Los pobres están muchas horas allí quietos, con ruido, gente que grita, música alta, frío o lluvia. Lejos de su casa y su familia. No es justo y además lo relacionaron con circos o ferias de ganado.

 

Este año hemos rescatado estos amigos. Quizá en un futuro rescaten algunos de verdad o ya no haya que rescatar ninguno. Éste puede ser un buen deseo de navidad.

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