Animales como regalo

Pasadas estas fechas navideñas, reflexionamos sobre las nuevas adquisiciones. Época agradable para unos, indiferente para otros/as. Pero en cualquier caso se suele sucumbir a las compras y regalos. Cuando adquieres algo y a la persona que se lo ofreces no le agrada puede cambiarlo. Incluso ya le das el ticket. Lo cual descarga tu ansiedad.

Por qué las personas se plantean comprar una «mascota» también en estas fechas es significativo. Porque se las ve, muchas veces, como cosas.

Se las anuncia como una posibilidad más. Por supuesto la mayoría “de raza”. Todos son de alguna raza, pero como con los humanos, hay razas y razas. Lo que no se sabe es que suelen porvenir de criaderos inmundos y traídos con enfermedades desde muy lejos. Las madres son obligadas a parir y parir mientras son rentables. Su fin, con mucha suerte, es una perrera o el abandono.

Bien, en esta época las protectoras lanzan campañas que advierten de todo esto. Que fomentan las adopciones de perros y gatos ya abandonados. Que intentan recaudar para mantener colonias o instalaciones donde cuidan, como pueden, a seres rescatados.

En algunos colegios nos hemos propuesto poner, al menos, carteles para concienciar. Debatir con los/las pequeños/as este tema e intentar trabajarlo dentro de la educación emocional que se intenta introducir en el currículo escolar y tan necesaria es.

Los niños y niñas de un colegio hicieron varios carteles y este fue el más votado. Se hicieron copias y se colocó en el tablón de comunicados. Junto al tradicional árbol y el belén de la entrada.

Hay que ser cuidadosos en dejar claro que no se trata de dar pena y que se adopte sin más. Conocer qué responsabilidades conlleva o en febrero tendremos nuevos abandonos. Y sobre todo transmitir que son seres que sienten. No cosas, no regalos. Serán nuestra FAMILIA por muchos años.

Hace unos años se puso de moda el Tamagotchi. Un juguete tipo llavero con el que simulabas cuidar de un animal. Tenías que darle de comer, tenerle sus horas de descanso, de juego, vigilar si necesitaba ir al veterinario o cual era su estado de ánimo. Millones de mascotitas con sus nombres y todo, sucumbieron olvidados y eso que eran virtuales. Hay también juegos parecidos para consolas.

La frialdad del juego no daba lugar a las caricias, lametones o preocupaciones que te proporciona un ser vivo, pero desde luego si alguien tiene dudas de si podrá tener uno en casa, mejor practicar con algo similar.

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