Los peces no quieren ser «Pescado»

Pasadas las navidades retomamos las clases. Los niños y niñas vuelven a las aulas con sus juguetes nuevos. Muchos son juguetes sexistas, violentos o inadecuados, pero eso lo dejaremos para otra reflexión.

Hoy trataré sobre lo que comentó un niño: Que los reyes Magos le trajeron un juego de pesca. Este es un entretenimiento tradicional, toda la vida ha habido juegos de pesca. A ellos les divierte. ¿Pero es necesario capturar seres vivos para divertirse?

Les planteé la posibilidad de cambiarlo. Sería igual o más divertido y menos cruento. Así fue cómo surgió esta versión. Las cañas ahora atrapan letras o números. Ya no las utilizaríamos con los pobres animales. Los peces quieren ser peces, no pescados.</4>

Las usamos para ir cogiendo las letras de nuestros nombres en orden, o el número que se pide. También pescamos objetos que vamos describiendo y hay que adivinar, y no se pierde ni pizca de interés, de habilidad, de risas. Al contrario, el reto es mayor, porque no se limita a la habilidad manual. Hay un desafío intelectual.

Conseguimos uno de estos juguetes. Los animales acuáticos que traía el juego son ahora igualmente fuente de diversión. Se creó un fondo marino limpio y un lugar contaminado, imprimiendo dos dibujos bajados de internet y plastificándolos. Ahora tratamos de salvar a los pobres animales con una red, con cuidado, para llevarlos al agua limpia. Hay que ser cuidadosos, no bruscos. Recuperarlos con cariño. También les hemos puesto nombre. La tortuga es ahora Tina, el calamar Brady. Hay un Nemo y una Pepita.

El entretenimiento es el mismo, pero el mensaje es muy diferente. De esta forma se construye, no se destruye. En muchas ocasiones pasamos por alto los valores que transmitimos con las cosas cotidianas, que han estado ahí desde que las recordamos. Y aun siendo simples las alternativas no nos paramos a cambiarlas.

El cambio es posible. Y muchas veces sencillo de hacer. ¿Empezamos?