La normalización de la esclavitud y el sometimiento desde la infancia.

Por una educación basada en la solidaridad.

 

Vivir en una sociedad sustentada en la desigualdad para mantenerse (de clase, de género, de especie, de raza, etc.), dificulta en demasía el desarrollo de una educación solidaria y consciente. ¿Por qué? Porque desde todas las esferas sociales se normalizan las jerarquías necesarias para sustentar los privilegios de unos sobre otros. Esto quiere decir que se invisibiliza la realidad de los oprimidos, se bloquea información y se maquilla la realidad. Esta estrategia, permite mantener a la población desinformada e inconsciente sobre su propio mundo, y por tanto, totalmente maleable a los intereses del sistema.

Por una educación basada en la solidaridad.

Por una educación basada en la solidaridad.

Todos los procesos y lugares de explotación se sitúan lejos de las poblaciones. Así las prisiones no humanas se encuentran a las afueras de las grandes ciudades. De esta manera la población no tiene acceso a lo que sucede en estas instituciones, y es totalmente ajena a las condiciones reales de los individuos que allí se encuentran. No solo se aleja a la población de las condiciones y los procesos de explotación, sino que se presenta a los propios individuos explotados como meros recursos,  cosas sin sentimientos, sin emociones y sin derechos; de lo contrario, las personas no permitirían dicha crueldad.

 

Cuando ofrecemos un filete o un vaso de leche a nuestros hijos/as, hermanos/as, etc. no pensamos de dónde proviene dicho producto, ni se valora el hecho de que esa leche pertenezca a una ternera, y mucho menos nos planteamos las condiciones en las que madre e hijo se encuentran. De lo contrario, la imagen que tenemos en nuestro ideario es la difundida por los medios de comunicación, una vaca feliz pastando libremente en una pradera. Este es un claro ejemplo de la invisibilización y maquillaje de la realidad. Por tanto, no creamos empatía con el resto de animales no humanos, y esto se debe a varios motivos, en primer lugar por mero desconocimiento de las condiciones reales en las que se encuentran, y en segundo lugar, por una educación especista que presenta a los animales no humanos como meros productos para nuestro consumo, sin plantearnos siquiera que tengan sensibilidades y emociones.

 

Desde todos los ámbitos sociales, se normaliza el sometimiento de otras especies. En la escuela, bajo el propósito de desarrollar capacidades tan necesarias como el cuidado y la responsabilidad, se encierra a otras especies como cobayas y hámsteres, cuyo único futuro será satisfacer las necesidades de una clase de 30 alumnos de primaria. Un concepto de cuidado basado en la reclusión de individuos, es un concepto alejado de los valores que queremos transmitir a las nuevas generaciones. Son comunes las excursiones a zoos y acuarios, donde  animales no humanos viven recluidos durante toda su vida y expuestos en escaparates al gusto del consumidor. Espacios donde los/las niños/as disfrutan tocando animales llamados de granja, sin importar los tiempos y espacios que estos necesitan. Y qué decir de la tarde de circo, donde niños de todas las edades se entusiasman por ver un oso montado en bicicleta o un domador de leones. Una escuela que normaliza el sometimiento como recurso educativo, transmite y mantiene dichos valores en sus alumnos.
 

Por una educación basada en la solidaridad.

Por una educación basada en la solidaridad.

 

Una educación igualitaria es aquella basada en la solidaridad.  Esta última se desarrolla cuando sentimos cercanía y compromiso hacia las injusticias que nos rodean. Si en la infancia se presenta a los animales no humanos como mera “carne necesaria para nuestra salud”, o como meros “regalos de navidad para nuestro entretenimiento”, es imposible identificarlos como iguales y desarrollar empatía hacia ellos. Por tanto, si acercamos el mundo de los animales no humanos a la infancia, si fomentamos la identificación con ellos y aprendemos que todos los individuos sentimos miedo y dolor, que todos queremos a los nuestros y que todos deseamos vivir en libertad, desarrollaremos las estrategias necesarias para que las futuras generaciones desplieguen valores que disminuyan la brecha entre opresores y oprimidos, en este caso, animales humanos y no humanos.

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