Las vacaciones se nos fueron, pero la fruta sigue ahí. Muchas veces pensamos que hay más fruta en verano, porque hay una gran variedad y nos apetece tomarla fresquita. Pero está ahí, esperando que la comamos. Sea otoño, invierno o primavera.
Cada estación nos ofrece diferentes frutas. Sin darnos tiempo a cansarnos, pero con la posibilidad hoy en día de tener algunas fuera de estación en nuestros supermercados.
Tomada tal cual, preparada en postres, combinadas con otras cosas o entre sí… Sencillamente deliciosas.
Pero a los padres y madres les preocupa que a sus pequeños no les guste la fruta. Como maestros, hemos experimentado el día de la fruta en el cole. A esos adultos preocupados, les aconsejamos comenzar por traer una que les guste mucho a los peques. El plátano es un clásico. Naranja, manzana, uvas… suelen ser favoritos.
Muchas familias se asombran de que su pequeño coma fruta en el cole. Puede ser que al verla comer a los demás les apetezca, puede que sea porque reciben una pegatina de campeones de la fruta cuando la traen cada día indicado… Ese día se comenta cual trajeron, se hace una especie de fiesta y eso ayuda. Ponen una señal en su casilla correspondiente y se va viendo al “ganador/a” en un ranking visible. Si se trae más días, más se avanza. Pero luego no la traen por el “premio”, sino porque ya han probado y les gusta.
Para variar un poco, también podemos trabajar desde las aulas. Por ejemplo traer una pieza que se les pida, para que no traigan todos la misma. Se procede a lavarlas, pelarlas según sus posibilidades, trocearlas de igual forma… Una buena macedonia saboreada en grupo es un buen colofón a una actividad con los compis.
Los más pequeñines pueden traer sus frutitas ya cortadas en un tuper y en clase irlas ensartando en un palito. La brocheta de fruta es divertidísima de comer. Sales pringado pero feliz. Vas cogiéndola con la mano haciendo equilibrios con el palo, la hueles, mordisqueas un poco, haces una serie… es un polo de colores muy sano.
También podemos inventar “dibujos” con trozos de frutas sobre un plato. Aquí no hay normas. Solo el peligro de que el coche pierda la rueda antes de terminarlo por ser devorada por el “conductor”.
Esta actividad ofrece muchos aprendizajes: procedencia, aspecto, textura, olor, sabor, color. El aseo, manipulación, uso de instrumentos necesarios, maneras de servirlas, propiedades nutricionales…
Podemos tener un panel donde se vean las frutas de cada temporada, para localizarlas en las tiendas. Clasificarlas por colores, por tamaños… y mil cosas más.
Seguro que hay una fruta para cada uno. O dos, o tres. ¡Haz que tus niños y niñas las descubran!.
Mi experiencia con mi hija de nueve años es que la fruta es más importante para ella que una chuche, las chuches las ha conocido este año por los cumples, la fruta la acompaña desde el primer día de gestación. Todos los días al acabar su alimentación hacemos recuento, ella sabe que tres al día es lo mínimo y si no ha llegado elige la que más le gusta para completar. Cuando escucho a las madres decir: «es que a mi hijo no le gusta…» no veo más que una mala práctica que siempre se puede modificar positivamente. En nuestras manos está la salud de nuestros hijos.
Gracias por compartir tu experiencia con nosotros. Aunque cada niño y situación son diferentes, como padres y educadores debemos insistir en la formación de hábitos de alimentación saludables, apoyándonos unos a otros, sin juzgar. Felicidades por inculcar desde etapas tan tempranas el gusto por la fruta, con tu ejemplo y el de tu hija promoverás el interés de los demás, contribuyendo sin duda a que no se den por vencidos.